abril 25, 2011

Manuel (II)


Sentado frente a la mesa, solo. El plato vacío yace sobre la mesa, frente a él, quien mira atento hacia la pared, piensa en ella, en él y en ella. Esa otra y nueva ella. Aquel embarazo le provocaba repulsión de sus tiempos pasados, la recordaba a ella, a su primera ella, y a él. Resignado se incorpora y camina lento hacia la cocina, un café es la mejor opción para pasar las horas que le quedan de insomnio, aquella noche fría.

Luz había sido su primera mujer, su esposa, quien decidió partir sin decir adiós. Él sin intenciones de culparla por haberse llevado también al hijo que llevaba en su vientre, la dio por muerta después de varios meses de búsqueda silenciosa. Aquel pueblo de menos de mil habitantes se enteraba de todo, incluso del nombre y apellido de aquel otro por el que fue abandonado.

Manuel, sirve un café espeso, negro y casi hirviendo. Sin percibir siquiera la temperatura, sorbe con valor. Piensa en volver a la mesa, pero no encuentra razones para hacerlo. Afuera, sentado sobre el piso de madera de la entrada de su casa, se dispone a encender un cigarrillo y a beber la agotable bebida de los insomnes. Los perros ladran, alguna gata es tomada por su opuesto, los gemidos se asemejan al llanto de un niño.

Y aquella luz, representada en la panza de una luciérnaga le hace recordarla, así sonriente, como sólo su Luz podía serlo. Tantos pensamientos negativos y rencores escondidos, se reflejan en la repentina necesidad de no ver más a aquel insecto. Entonces ella, su otra y nueva ella, la del vientre hinchado, la Carmen de sus ojos matutinos.

1 comentario:

  1. ***
    **
    *

    Y bueno, dos cosas:

    el gusto por ver una nueva entrada en el teatro mágico...

    y la nostalgia por las imágenes que evoca tu texto, eso de no tener exactamente lo que se quiere...

    y bueno, además de eso el antojo por un buen café, bien cargado con mucha azúcar...

    qué gusto saber que volviste para sacudirle un poco el polvo al escenario, los telones y las butacas de este teatro mágico del que nos haces partícipes...

    un abrazo desde acá hasta donde estás.

    :)

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